La puesta en crítica y valor de la crecida producción pictórica de la Nueva España tardobarroca y dieciochesca —y el análisis de sus contenidos simbólicos— ha sido una de las contribuciones en nuestro campo más sugerentes y reveladoras de las últimas dos décadas. Catálogos de artistas y colecciones, exposiciones temáticas y monográficas, tesis universitarias y, sobre todo, la circulación de nuevas imágenes, no sospechadas o cabalmente valoradas, en verdad han cambiado nuestra percepción sobre la identidad de la producción pictórica del periodo. Por la densidad de sus géneros, temas y funciones, los cuadros de entonces también convocan una serie de problemas disciplinares, más allá de lo que toca a la compulsa con los documentos de archivo o a la lectura de los contenidos iconográficos y visuales. En esta edición monográfica de la revista Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas tratamos de reunir y reflejar tanto la diversidad de los temas como la complejidad de los problemas —desde el mecenazgo y el patrocinio, la intencionalidad y diversidad de los mensajes, hasta la recepción, la resignificación y la funcionalidad de las obras. Estos artículos se plantean preguntas propias de la historia social del arte, sin olvidar, en primer lugar, la posición del artista —y su vínculo con la teoría del arte—, que por entonces alcanzó un papel social preponderante, del todo consolidado y con un estatus corporativo reconocido y apreciado.