Resumen
La lectura arqueológica de dos cuadros del pintor costumbrista Manuel Ocaranza permite que la autora, Angélica Velázquez, reconstruya toda una visión de la “mujer caída” que dominaba en el romanticismo mexicano de finales del siglo xix. Explica la fascinación casi perversa del imaginario masculino por la muchacha engañada o “flor marchita”. Desde el análisis iconográfico y la literatura que dan sustento a las representaciones pictóricas, así como los documentos de la época (publicaciones periódicas), analiza el papel de la mujer en una sociedad que todavía estaba transformando los viejos valores coloniales en los nuevos ideales de la república liberal y da cuenta del complejo pensamiento que anima a los tipos sociales de la novela y la pintura costumbristas.Descargas
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