El libro por reseñar presenta un abanico de nuevos aspectos enfocados hacia las controversias
sobre el arte en América Latina a partir de los movimientos de independencia. A su
vez, es el primero que enfrenta simultáneamente visiones y tendencias americanas y
europeas sobre un tema, de por sí, difícil de tratar. Bajo el título sugerente Independencias dependientes, reúne las contribuciones del Coloquio Internacional del Departamento de Historia
del Arte de la Technische Universität Dresden y la Asociación Carl Justi para el fomento
de la cooperación entre Alemania, España, Portugal e Iberoamérica en el campo de Historia
del Arte, que se celebró, con el mismo título y lema, en Dresde (Alemania), del 6
al 9 de mayo de 2010, año del bicentenario del movimiento de independencia de América
Latina y de las celebraciones de su centenario. Fue el tercer coloquio con un enfoque
hacia Latinoamérica realizado por la Asociación Carl Justi desde que el primero tuvo
lugar en 2000.
Esta edición asienta al presente el único coloquio de esta índole realizado con motivo
del aniversario de la Independencia y constituye ahora el volumen 17 de la serie Ars
Iberica et Americana, de la editorial Vervuert-Iberoamericana, y forma a la vez parte
de los Estudios de Historia del Arte de la Asociación Carl Justi. Se compone de cinco
secciones que contienen en suma 27 artículos de autores latinoamericanos y europeos,
mismos que ofrecen sus con tribuciones facultativamente en español (15), alemán (ocho)
e inglés (cuatro). Al final del volumen se presentan resúmenes en inglés de todos
los artículos.
En este coloquio, y aún más en esta publicación, se hace patente el deseo mutuo de
establecer una estrecha cooperación entre las instituciones académicas de ambos lados
del Atlántico. El objetivo explícito de la reunión fue averiguar en qué modelos se
orientó la construcción de las identidades nacionales latinoamericanas y qué papel
desempeñaron las artes visuales y la arquitectura como puestas en escena simbólicas
de la independencia. Ya que los modelos nacionales de identificación no se podían
orientar en el pasado virreinal de la época colonial, que se había abolido, se buscaron
ejemplos en Europa y en el propio pasado prehispánico, aunque estos patrones de identificación
se cuestionaron, se reinterpretaron, se celebraron o se rechazaron constantemente
con entusiasmo desde el mismo siglo XIX.
En su conferencia magistral, Bruno Klein subrayó el cambio de paradigma que se realizó
en los años pasados respecto a la apreciación de la singularidad y de la importancia
del arte latinoamericano, visto por los europeos en un mundo globalizado; un desarrollo
que aún perdura.
En consecuencia, tanto el coloquio como el libro que ahora tenemos en nuestras manos
se estructuraron prudentemente a partir de las siguientes cinco ramas de investigación:
el primer apartado se ocupa de "La imagen de América Latina en las culturas europeas
y norteamericanas de los siglos XIX y XX temprano", una imagen que se estableció por
las descripciones de viajes y exploraciones científicas escritas por los viajeros
que sucedieron a Alexander von Humboldt. De acuerdo con el cambio de paradigma mencionado
por Klein para el segundo apartado, "La nueva vista a Europa y la emancipación de
las instituciones de arte en América Latina" fue el enfoque determinante. Las dificultades
en la creación de símbolos transportadores de identidad en las artes y en la arquitectura
señala la tercera sección con el título "La construcción de tradiciones - La producción
de historias nacionales". Debido a que la apropiación y aceptación del propio pasado
se convirtieron en los grandes temas de las fiestas del Centenario de 1910, la cuarta
parte del libro tomó "Las fiestas del centenario de 1910 - La celebración de la inde
pendencia en América Latina" como ejemplos concretos para la puesta en escena de las
independencias latinoamericanas. En el quinto y último apartado se trata la nueva
conciencia nacional que envuelve "El papel del arte y la arquitectura contemporáneos
en el establecimiento de paradigmas nacionales de identidad".
Marta Penhos (Buenos Aires) demuestra en qué medida condicionaron la imagen de América
Latina a las descripciones de viajes en las culturas europeas y estadounidense de
los siglos XIX y XX temprano, mediante la comparación de fuentes escritas y gráficas
que se originaron durante el viaje del Beagle por el extremo sur de América. Las representaciones
recogidas durante este viaje ilustran de manera impresionante el cambio de punto de
vista sobre la naturaleza del patrón armónico-universal e idealizante de Humboldt
hacia el patrón detallado-analítico y racional de Charles Darwin. Eva Grünert (Hamburgo),
por su parte, señala en su discurso sobre las representaciones de paisajes venezolanos
de Ferdinand Bellermann (1814-1889), de qué forma los sucesores de Humboldt se opusieron
a la representación científica e intentaron crear un ambiente de "goce de la naturaleza"
(Naturgenuß ) mediante una disposición exótica en su lenguaje pictórico, donde "una imagen ideal
responde al deseo de soñar del extraño que cautiva al observador" y "la imagen científica
de América se sustituye por una visión popular". Pablo Diener (Cuiabá, MT, Brasil),
a su vez, plantea en su contribución cómo Jean Frédéric Waldeck (1766-1875) interpreta
en sus obras el arte prehispánico como un fenómeno relacionado íntimamente con la
antigüedad del ámbito mediterráneo. Michael Schatz (Múnich) analiza en seguida la
descripción pictográfica de la conquista de México reproducida por el pintor alemán
Anton Hofmann (1863-1938) en su publicación de 1919 que, sirviéndose del repertorio
gráfico disponible en la Alemania de entonces, crea una imagen del país que se siguió
divulgando hasta la segunda mitad del siglo XX.
En tanto, Barbara Lange (Tubinga) describe el papel de las culturas precolombinas
en los Estados Unidos de la década de 1920 como búsqueda de una identidad panamericana
basada en sus propias raíces como consecuencia de la más poderosa presencia internacional
de Norteamérica después de la primera guerra mundial. En este contexto, el libro de
Anita Brenner, Idols behind the Altars, publicado por primera vez en 1929 en Nueva York, es una representación ejemplar de
las imágenes divergentes de América producidas en los intelectuales estadounidenses
y mexicanos, debido a sus distintas identidades históricas y religiosas. María de
Fátima Costa (Cuiabá, MT, Brasil) analiza también, como aportación sobre el ámbito
luso americano, las "Pinturas corporales indígenas registradas por los viajeros" durante
los años más importantes del movimiento independenstista de 1750 y 1850. En su artículo
sobre "La imagen de la ciudad moderna: Buenos Aires en la fotografía alemana", Patricia
Méndez (Buenos Aires) logra una aportación magistral tanto para la historia de la
fotografía como para la historia de la ciudad de Buenos Aires. De igual manera, Miguel
Rojas Mix (París) dedica su contribución al tema del mestizaje, la mezcla entre los
pueblos indígenas americanos, ibéricos y africanos, a los que se unen más tarde pobladores
de otras raíces, que se manifiesta siempre en nuevos conceptos iconográficos derivados
de sus distintos ámbitos culturales.
La segunda sección del libro inicia con la contribución de Montserrat Galí Boadella
(Puebla, México), en la cual analiza la construcción de "Una nación por la vía del
arte", al partir de un viaje a Europa de dos artistas mexicanos: José Manuel Labastida
y José Manzo. El propósito de este viaje, que duró de 1825 a 1831, fue en primera
instancia estudiar la corriente artística moderna del "neoclasicismo" que se había
establecido como símbolo de la Independencia y la transmisión de este nuevo universo
de ideas e imágenes hacia México. El segundo propósito era promover el reconocimiento
cultural de su patria en Europa. Patricia Díaz Cayeros (Ciudad de México) retoma un
tema parecido cuando escribe sobre la "Modernización en tiempos de la destrucción",
que se manifiesta en los cambios en el programa espacial de la catedral neogallega
de Guadalajara durante el siglo XIX y que se ejemplifica, entre otros, en la compra
de un nuevo altar en Genua o la adquisición de adornos en París.
Jorge Coli (Campinas, sp, Brasil) aborda las discrepancias entre las corrientes artísticas
modernas en Europa, más bien realistas, y la iconografía brasileña al servicio de
la creación de una identidad nacional. El nuevo lenguaje pictórico condujo a la suplantación
de la presencia "cotidiana" del "africano" por un supuesto "indígena real" que en
realidad era tan sólo un retrato idealizado de un indígena imaginario. Stephanie Dahn
Batista (Curitiba, PR, Brasil) examina los discursos teóricos sobre arte e identidad
en las representaciones del cuerpo humano en los marcos de las imágenes románticas
de héroes indígenas, y de las imágenes típicas de campesinos que muy bien pueden formar
parte de la idiosincrasia brasileña. Sonia Gómes Pereira (Río de Janeiro) describe
la aportación de la Academia de Bellas Artes de Río de Janeiro para la formación de
una identidad nacional y su instrumentalización de la imagen idealizada del "buen
indígena". Un proceso similar se puede documentar en la pintura de historia del siglo
XIX en Brasil y México, como lo analiza Maraliz de Castro Vieira Christo (Juiz de
Fora, MG, Brasil) en su contribución; un tema importante, pero a la vez delicado para
la comprensión de los mitos creados durante el movimiento independentista. María Ocón
Fernández (Berlín) enfoca en el siguiente artículo, cómo la formación de arquitectos
en México y Manila se rigió por los patrones de enseñanza en las academias españolas;
mientras que Ángel Justo Estebaranz (Sevilla) investiga la influencia del pintor Juan
Manosalvas de la Torre (1837-1906) como director de la Academia Nacional de Bellas
Artes de Ecuador entre 1873 y 1875.
Este capítulo concluye con las observaciones de Ana Garduño (Ciudad de México) sobre
Álvar Carrillo Gil y Lázaro Galdiano y la índole patriótica de sus colecciones de
arte.
El enfoque del siguiente capítulo es, a su vez, el más difícil: la perspectiva de
Latinoamérica sobre su propio pasado. Después de que los Estados latinoamericanos
conquistaron su independencia tenían que crear identidades nacionales actuales, capaces
de remitirse a tradiciones nacionales; pero después del desencuentro durante un dominio
colonial de 300 años, esta identidad se pudo lograr tan sólo a través de construcciones
mentales apoyadas en los pasados nacionales y simbologías que se prestaron para crear
elementos de identificación, mismos que se habían rebuscado o de plano inventado para
ponerlos en escena supuestamente como auténticos.
Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona (Medellín, Colombia) describe en qué forma la cultura
visual en el entonces virreinato de Nueva Granada pudo producir un culto a los héroes
(y algunas heroínas) al servirse de los nuevos medios iconográficos, como la alegoría,
el retrato y la pintura de batallas en sitios regionales con el propósito de proyectar
un borrador iconográfico que legitima la república. Olga Isabel Acosta Luna (Bogotá,
Colombia) pormenoriza esta creación de símbolos nacionales nuevos con el ejemplo del
inca Atahualpa, convertido en símbolo de la independencia suramericana y cómo el manto
de su mujer llegó como "reliquia" al Museo Nacional de Colombia. Margit Kern (Hamburgo)
centra su discurso en un monumento específico y elocuente: la escultura del tlaxcalteca
"Tlahuicole en el sacrificio gladiatorio", de Manuel Vilar (1851), y lo interpreta
como imaginario trans-cultural de un héroe en el siglo XIX. Ramón Gutiérrez (Buenos
Aires) y Rodrigo Gutiérrez Viñuales (Granada, España) hacen una mirada crítica a la
arquitectura latinoamericana del siglo XX y su camino entre las realidades y desafíos
en la búsqueda de una arquitectura propia, ya sea globalizada o regional.
Cien años después del inicio de los movimientos de independencia latinoamericana en
1910, las celebraciones del Centenario representan el primer resultado mundialmente
visible y palpable de estas puestas en escena de una -cuando menos parcialmente- independencia
consumada. Louise Noelle Gras (Ciudad de México) informa sobre los arreglos para las
fiestas del Centenario en México y la intervención de arquitectos extranjeros en la
creación de una arquitectura monumental al servicio de las celebraciones. También
las fiestas con motivo del centenario de la Revolución de Mayo en Buenos Aires se
han formado con la presencia de artistas europeos, como lo demuestra la contribución
de Teresa Espantoso Rodríguez (Buenos Aires) con el ejemplo del escultor alemán Gustav
Eberlein (1847-1926). Madalena Cunha Matos (Lisboa) describe, para el ámbito luso-brasileño,
cómo ambos países, a partir de 1900, pusieron en escena sus dependencias e independencias
por medio de la arquitectura en sus ferias nacionales e internacionales y cómo lograron
de esta manera crear lugares de memoria.
Por último se tematiza el papel del arte y la arquitectura contemporáneos en el establecimiento
de paradigmas nacionales de identidad. Antje Kirsch (Dresde) analiza, en este sentido,
el monumento a la libertad en Trujillo (Perú), de Edmund Moeller (1885-1958), mientras
que Geraldo Souza Dias (São Paulo) investiga el modernismo como movimiento preparatorio
para lograr un estilo autónomo representativo de la identidad nacional en Brasil.
El tomo concluye con la contribución de Peter Krieger (Ciudad de México), quien habla
de la independencia y revolución en la megaló-polis mexicana, dos eventos que se recuerdan
como bicentenario y centenario, respectivamente, en 2010.
El presente libro pone ahora de manifiesto los resultados del coloquio que condujo
a una reevaluación intensiva de las investigaciones sobre la historia del arte latinoamericano,
de tal manera que se pudieron juntar los aspectos europeos y latinoamericanos sobre
este tema a raíz de una revisión crítica de los puntos de vista mutuos, y métodos
y líneas de investigación particulares. Así se precisan también las consecuencias
de los cambios de valores en las sociedades y en las artes latinoamericanas originadas
después de la consumación de la independencia y se analizan, a la vez, los contenidos
artísticos e intelectuales empleados para la creación de una nueva identidad nacional.
Además, se hace patente el lugar y la importancia que tiene la investigación de la
historia del arte latinoamericano dentro del ámbito internacional.
En una visión conjunta se puede resumir que las cinco secciones de la presente publicación
encuadran temas cruciales y significantes del arte latinoamericano, relacionados con
la independencia de América Latina, a pesar de la variedad amplia de las contribuciones
indi viduales reunidas bajo un lema de índole global. Esta presentación debe y puede
servir como punto de referencia y de partida, así como de orientación, para estudios
futuros al respecto. §